Lo que los ojos del hombre blanco urbano no ve, no existe

Resumen

“Según los Yanomami, la selva esta viva y su belleza, calma y silencio tienen su razón. Los ciclos naturales permanecen reglados y su riqueza y fertilidad siguen beneficiando a todos debido al intenso trabajo de los espíritus xapiri, concebidos como los verdaderos “señores” y “padres” de la selva. Además, son los xapiri que salvaguardan los Yanomami y la tierra-selva de los seres maléficos në wari y de los espíritus xawarari. Según Kopenawa, la selva “parece estar quieta y nunca cambiar, porque los xapiri la protegen con coraje, lanzando para lejos las tormentas Yariporari que flechan con rabia sus árboles, y el señor del caos Xiwãripo que intenta continuamente cambiarla” (Kopenawa, Albert, 2015, p. 468).